Editorial
Izquierda Unida y otros partidos políticos de ideologías similares han denunciado durante esta semana y la anterior el despilfarro de dinero público que el Estado invertirá en la visita del Papa con motivo de la JMJ. Aunque el gobierno no se ha pronunciado aún sobre el coste de la visita, este se calcula alrededor de —ojo al dato— los 50 millones de euros.
No es que desde Los Informers cuestionemos el derecho individual a la libertad de religión y de culto, así como de sus correspondientes manifestaciones, de cada individuo; aun así, teniendo en cuenta la situación económica de nuestro país, pensamos que hay muchísimas inversiones que serían harto más necesarias.
Faltaríamos, además, a nuestras convicciones, si desde redacción no denunciáramos la impresionante desgravación fiscal que favorecerá a las empresas que colaboren con el evento —80% de los fondos, a la altura de unas Olimpiadas—. Y no sólo eso, la limpieza, el transporte y la logística también correrán a cargo de las arcas públicas.
Sin duda, se trata de un gasto desmesurado, inconcebible para un estado laico y aconfesional como el nuestro, en el cual solo un 9% de la población es católica practicante. Un gasto que costará de recuperar, y que tendremos que pagar todos los españoles de nuestro bolsillo.
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